El otro día al levantarnos en Zaragoza vimos por la ventana algo que no estamos muy a acostumbrados a observar, !nieve!, con el frío del invierno había caído un poco de nieve sobre nuestra ciudad y estábamos verdaderamente entusiasmados.
Al llegar a clase, por la ventana se veía nieve en el césped artificial, y que mejor manera que aprovechar esa excitación y esa motivación para potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje?
Salimos a buscar un poquito de nieve con el cubo y nos sentamos en la asamblea. En una taza la seño puso agua caliente también y poco a poco fuimos tocándola, sintiéndola y experimentando con ella a la vez que tocábamos el agua.
¿Cómo está la nieve? ¿cómo está el agua?
Las caras iban demostrando que los aprendizajes eran patentes.
Al final hicimos un muñeco de nieve con un poquito de nieve que había traído Aitana.
La experimentación a partir de los sentidos es básica para conseguir un proceso de enseñanza aprendizaje contextualizado. Fue con esta actividad, que demuestra una vez más la necesidad de que el currículum en infantil sea flexible, como aprendimos la diferencia entre frío y caliente y lo que le pasa a la nieve cuando se calienta.
Nos lo pasamos muy bien.
Seguro que lo pasaron genial. Estas experiencias son inolvidables. Un saludo.
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